Una pequeña joya que descubrí en Momo de Michael Ende, y que me repito cada mañana cada vez que cojo los libros de MAD.
– Ves Momo -le decía, por ejemplo-, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que crees que nunca podrás acabarla.
Miró un rato en silencio a su alrededor, entonces siguió:
– Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista ves que la calle no se hace más corta y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento, y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:
– Nunca se ha de pensar en toda la calle a la vez, ¿entiendes?
Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.
Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir:
– Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
Después de una nueva y larga interrupción siguió:
– De repente uno se da cuenta de que paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido y no se está sin aliento.
-Eso es importante. «
Interesante…Lo que ocurre es que yo lo que quiero es llegar al final de la calle 🙄 En fin nos conformaremos con ir dando pasitos…
Besos y ánimo que esto es una carrera de fondo.