En esto es lo que se ha convertido la sevillana plaza de la Alfalfa. En donde antes podías tomar una deliciosa tarta ahora no hay nada, donde antes había animales ahora hay niños, seudo bohemios y guiris saboreando tortillas congeladas en el Tino.
A todo esto hay que añadir, los «restaurantes» italianos que ahora florecen como setas en otoño. Hasta 5 pizzerías de diseño con masa de aficionado se pueden contar en las inmediaciones… (no digo nombres) que intentan quitar protagonismo a la Mia Tanna después de tantos años dando de comer.
En definitiva, una prolongación de la Alameda de creativos y «artistas», que ya se encargaron de minar de restaurantes «indie» de paredes verdes.
Si alguno dudaba de la razón por la que se mudaron los pájaros a los teleféricos de la EXPO, a día de hoy ya tiene su respuesta: No fue la gripe Aviar.
PD: Sevilla es la ciudad del listo.