Es posible que algunos de los que leéis esta bitácora os resulte familiar esta máquina. Quizás la hayáis visto en películas, en la foto del editorial de algún periódico o expuestas en la calle Acetres.
A mi me recuerda mi infancia y las horas que pasé en clases de mecanografía, porque aunque parezca mentira yo aprendí a escribir con una de estas.
Estuve varios años recibiendo clases en una pequeña sala que el colegio la Salle tenía al lado del patio de recreo. Recuerdo que había de varias marcas, Hispano-Olivetti, Corona y Underwood, pero todas del mismo estilo: Negras con las piezas al descubierto.
En aquella época no había ni ordenadores ni impresoras en las casas, los trabajos que te mandaban en el colegio había que mecanografiarlos y si te equivocabas usabas el Tippex. Había que tener soltura e ir «maquetando» al mismo tiempo que escribías. O sabías mecanografiar o no sabías, porque de escribir con un dedo a escribir con cinco había una diferencia abismal.
Toda la soltura que tengo ahora con el ordenador no se la debo ni a Bill Gates ni a Internet sino al Hermano Amalio, que era el que daba las clases. Con el paso de los años pasó cada vez más de darlas a supervisarlas y lo normal era que fuera un compañero con más experiencia el que te hacía la línea modelo. Él acabó por limitarse a corregir.
Cuando el hermano Amalio se jubiló terminaron las clases. Las máquinas quedaron olvidadas en aquella pequeña sala sin que nadie les diera uso.
Recuerdo que pregunte en varias ocasiones al director del colegio que iba a pasar con todas ellas y que si existía la posibilidad de poder hacerme con alguna, pero el director no supo responderme o no quiso. Allí siguieron olvidadas algunos años más hasta que un buen día desaparecieron todas. No se que fue de ellas, quizás las vendieron o dieron como chatarra quien sabe…
El caso es que llevaba algunos añitos (casi 20) intentando conseguir una máquina de escribir igual a aquellas con las que aprendí a mecanografiar. No ha sido del todo fácil, ya que encontrar una en buen estado, completa, que no necesitara de muchos arreglos, que tuviera la letra Ñ y que fuera asequible es complicadísimo.
Han sido muchas horas de internet en Ebay y en Todocolección para poder conseguirla pero ha merecido la pena.
El hermano Amalio murió en el año 1998 a los 86 años de edad, el mismo tiempo que tiene mi nueva Underwood…. casualidades de la vida.
Hola Jose Luis Murillo
Tu historia me resulta familiar, la diferencia es que nosotros la teniamos en casa,me encantaba pasar horas a solas con ella. Aunque no creo que mis vecinos pensaban lo mismo,sobretodo cuando escribia de madrugada.Desgraciadamente mi madre tuvo la brillante idea de prestarla y nunca más regresó a casa.Despues de 30 años,aun sigo buscando alguna que este en buen estado y que funcione…(ahhh y con teclado en Español que no me Cueste una fortuna), pero no he tenido suerte.
Todavia no pierdo las esperanzas de tener una sustituta emocional…de Los tiempos de mi adolescencia..
Un abrazo desde Alemania..