Ayer por la noche estuve en la Alameda de Hércules. Vaya cambio, no se parece en nada a lo que era antes.
Todo infectado de alternativos con Look casual, camiseta del naranjito con pantalón rasgado y el perro suelto (de marca) a su lado, queriendo dar la impresión de que se ponge lo primero que pilla para bajar al chucho. Niños de papa dándose una vuelta en la motoreta o en la GAC, por aquello del vintage, pero que por la mañana van al trabajo en Audi TT. Parejas de rastafaris fumando grifa con su niño en el carrito Jane con frenos, de disco por supuesto.
Lo que antes eran casas de vecinos ahora son «viviendas singulares», donde antes vivían 7 personas en una buardilla ahora es un ático de un dormitorio con piscina privada.
¿Dónde están los bebedores de botellines y de los cartones de tinto?.
¿Dónde se fueron las putas y los yonkis?
Pues sencillamente ya no están, salvo excepción. Se los han comido estos nuevos bohemios amigos del Disaronno y del Gin Tonic que en lugar de escuchar a Camela o Triana ahora pierden la cabeza por el Jazz y por lo vintage.
¿De dónde sale esta sub especie que se sienta en los bares con su Appel mientras se toma una Sacher con capuccino a 5 € la consumición mínima?
Ya se consiguió quitar el mercadillo de animales la Alfalfa limpiando la zona de insectos y pulgones, ahora le ha llegado el turno a la Alameda y al barrio de la feria. Ya falta poco para que esta zona desaparezca tal y como la conocimos, quedara todo limpio y desinfectado pero será todo más estéril.
Menos mal que aun tenemos Vizcaíno y El Jueves.